En el corazón de la Patagonia, la comunidad mapuche Aigo se unió con científicos para recuperar 1.200 hectáreas de bosque nativo en el Parque Nacional Lanín, devastadas por incendios en 2013-2014. Desde 2016, trabajan juntos para devolverle vida al ecosistema.
Construyeron cercos y monitorean el crecimiento de nuevas plantas, buscando equilibrar la restauración del bosque con las actividades productivas de la comunidad. Este esfuerzo es vital, ya que los bosques son esenciales para el medio ambiente y la cultura mapuche.
«Es un desafío combinar nuestras tradiciones con la ciencia para sanar nuestra tierra», comentó un miembro de la comunidad. La iniciativa demuestra cómo la colaboración puede generar soluciones efectivas para problemas ambientales.
Además de restaurar el ecosistema, el proyecto busca fortalecer la relación de la comunidad con su entorno natural, promoviendo prácticas sostenibles y respetuosas con la naturaleza.
Reflexionemos: ¿Cómo podemos combinar saberes ancestrales y ciencia para cuidar nuestro planeta?
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