El Aguilucho Ñanco (Geranoaetus polyosoma) es una de esas joyitas de nuestra fauna patagónica que vale la pena conocer. Presente en toda América del Sur y con fuerte presencia en Neuquén, este ave rapaz es clave para el equilibrio natural del ecosistema.
Aunque muchos lo confunden con el Águila Mora, el Ñanco se distingue por su garganta blanca y su cola blanca con una banda negra, rasgos que lo hacen único si sabés dónde mirar. Además, tiene la onda de cambiar según el sexo: las hembras lucen un dorso rojizo y los machos uno grisáceo. ¡Alta facha!
Este crack del cielo habita en estepas, bosques abiertos, arbustales y zonas montañosas. Se adapta a todo: desde el mar hasta los 2.000 metros de altura. Lo vas a ver volando tranquilo, planeando en círculos hasta que encuentra su presa… y ¡zas! picada directa.
Su dieta es bien variada: desde roedores y lagartijas hasta alguna que otra carroña. El Ñanco es clave en el control de especies, manteniendo el equilibrio del ecosistema. Así que cuando lo veas, sabé que estás frente a un verdadero depredador natural y estratégico.
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