En esta época del año, los teros (Vanellus chilensis) están en plena nidificación y sus pichones son extremadamente vulnerables 🐣. Muchos los confunden con aves “molestas” por su canto insistente, pero la realidad es que cumplen un rol clave en el ecosistema: su grito estridente funciona como una alarma natural que alerta sobre peligros y protege no solo a su nido, sino también a otras especies de la zona.
El nido del tero es muy sencillo: un pequeño hueco en el suelo, apenas camuflado con ramas y pasto. Esto los hace fáciles de pasar por alto en senderos, estacionamientos, áreas de uso diurno o incluso en la costa de los lagos 🌊. Por eso, la época de cría demanda más atención de parte nuestra: un simple paso en falso puede poner en riesgo a una nidada completa.
Estas aves también son aliadas del campo 🌾. Su dieta a base de insectos, lombrices y pequeños invertebrados ayuda a controlar plagas de manera natural. Además, algunos teros practican la “crianza cooperativa”: un tercer individuo ayuda a la pareja a proteger los huevos y a cuidar a los pichones. Una muestra más de que la cooperación también existe en la naturaleza.
Cuidar a los teros es muy sencillo: 🐾 mantené a tus mascotas en casa, 🚶♀️ mirá bien por dónde caminás, 📍 no alimentes a la fauna y 🚯 llevate siempre tus residuos. Cada una de estas pequeñas acciones ayuda a garantizar que los pichones sobrevivan y que el equilibrio del ecosistema se mantenga.
Los teros son parte de nuestra identidad natural y cultural en Argentina. Conservarlos es también conservar la biodiversidad de nuestros campos y lagunas 🌎. La próxima vez que escuches su canto, pensalo distinto: no es una molestia, es un aviso de la naturaleza para que respetemos la vida que late en el suelo.